Lenin entre Taylor y el trabajo asociado. Orángel Rivas



Orángel  Rivas. Docente investigador de la FEVP. Correo electrónico: orangelrivas@gmail.com                                                                                                            

Introducción. La experiencia del estado socialista soviético es el resultado de tres procesos, según los autores Jorge Sgrazzutti- Antonio Oliva[1]. Afirman que dos procesos paralelos se desarrollaron en los países europeos a raíz de la Gran Guerra (1914-1917), en primer lugar, el crecimiento de la hipertrofia del Estado planificador que pretendió concentrar la industria armamentista  y a los abastecimientos para el frente de guerra bajo un único mando; por lo general militarizado, donde destaca el empresario y planificador guillermino alemán Walters Rathenau, de suma importancia en las altas esferas de los imperios centrales. Por otro lado, la expansión de fórmulas teórico-prácticas de organización racional del trabajo y de la explotación capitalista, donde las expresiones más conocidas fueron las ideas del obrero metalúrgico devenido en planificador empresarial americano, Frederick Winslow Taylor, que devinieron en las recetas para la organización científica del trabajo.

Los anteriores procesos (centralización de la planificación económica y las recetas de la organización científica del trabajo), según los mismos autores anteriores, se combinaron con otro proceso, en la tierra lejana de los zares, que fue la toma del poder del Estado por parte de organizaciones políticas y sociales que promocionaban al  proletariado ruso a sujetar las riendas de su destino con sus propias manos, que encontró en la guerra civil (1917-1923), numerosos obstáculos para construir un tipo de sociedad hasta ahora inexistente.

La experiencia soviética ha condicionado el devenir de la construcción del socialismo desde ese entonces, ha pasado a ser un paradigma que no ha sido superado. Pareciera ser que la marca del socialismo es: propiedad estatal que se identifica con propiedad social, relaciones sociales de carácter salarial y poder político centralizado.  Este artículo reflexiona sobre el condicionamiento que tiene la ciencia de administración del trabajo en la organización del trabajo en  la Unión Soviética  de Lenin, la visión de Marx y Lenin sobre el trabajo asociado y desafíos hacia el porvenir en cuanto a la autogestión de la vida comunal. 


Momento histórico de la revolución rusa

Una vez que ocurre la revolución de octubre de 1917, las amenazas sobre la República soviética por parte del capital y del imperialismo son un peligro para el gobierno soviético, lo cual, en conjunto con el paradigma dominante de organización del trabajo, determina el curso de la URSS en cuanto a las relaciones sociales de producción.

El mismo Lenin realiza un balance, entre el 29 de abril y el 3 de mayo de 1918,  y afirma:

La situación internacional de la República Soviética  es difícil y crítica en grado    sumo, pues el capital y el imperialismo internacionales, movidos por sus intereses más profundos y cardinales, aspiran no sólo a volver las armas contra Rusia, sino también a llegar a un acuerdo sobre el reparto del territorio de  ésta y la estrangulación del Poder soviético.[2]

Enfatiza la urgencia de lo económico y del aumento de la capacidad defensiva de la República:

la táctica obligatoria de la República Soviética debe consistir, por una parte, en poner todas las fuerzas en máxima tensión para lograr el fomento económico más rápido posible del país, aumentar su capacidad defensiva y crear un poderoso ejército socialista; por otra parte, en aplicar en la política internacional una táctica obligatoria de maniobras, de repliegues y espera hasta el momento en que madure definitivamente la revolución proletaria internacional, que está sazonando hoy con mayor rapidez que antes en toda una serie de países adelantados.[3]



Organización científica del trabajo

El trabajo se ejerce de determinada manera, con una determinada organización del mismo, una determinada forma de relaciones sociales, para llevar adelante el proceso productivo. Cada modo de producción tiene su forma de relación social, en el esclavismo, surge la propiedad privada sobre los medios de producción.  El amo es dueño de los medios de producción, del producto total y del propio productor (el esclavo). En este modo de producción el dominio y control del esclavista sobre el esclavo es férreo. El amo es responsable del mantenimiento del esclavo,  todo el esclavo le pertenece como si fuera una máquina, tiene que alimentarlo, vestirlo y darle lugar donde dormir.

La característica central del feudalismo es la apropiación, por el señor feudal y como renta de la tierra, del plus trabajo de los campesinos avasallados. Había dos clases sociales fundamentales: los señores feudales y los campesinos siervos.

Los campesinos eran la gran base sobre la que descansaba la producción material. Sus condiciones eran cualitativamente superiores al esclavo. Aunque carecía de derechos ciudadanos y estaba ligado a la tierra, el siervo era dueño de parte de su fuerza de trabajo y reconocido como individuo.

En el capitalismo aparece la relación social de trabajo  asalariado, el anterior esclavo, que muta  a campesino y siervo, se transforma en “trabajador libre”,  donde el capitalista es dueño de los medios de producción, y el trabajador es dueño de la fuerza de trabajo,  percibe una remuneración (salario) para la reproducción de su fuerza de trabajo y de la su familia.

En el sistema capitalista, todos los métodos para multiplicar la potencialidad del trabajo colectivo se ejecutan a expensas del trabajador individual. Todos los medios para desarrollar la producción se transforman en medios de dominar y explotar al productor: hacen de él un hombre truncado, fragmentario, o el apéndice de una máquina. Le oponen, como otras tantas potencias hostiles, las fuerzas científicas de la producción. Sustituyen el trabajo atractivo por el trabajo forzado. Hacen que las condiciones en que se desarrolla el trabajo sean cada vez más anormales, y someten al obrero a un despotismo tan ilimitado como mezquino[4].

En el capitalismo quien organiza y dirige el proceso productivo es el capital, y para ello utiliza la administración científica del trabajo, como  uno de los métodos que el capital utiliza para aumentar la producción y la productividad. El primero que fomentó la organización científica del trabajo fue Frederick Winslow Taylor (1856 – 1915), que  consistente en una técnica de racionalización del trabajo del obrero mediante el estudio de tiempo y movimiento, con análisis de las tareas de cada obrero, descomponiendo los movimientos y procesos de trabajo, como parte de la estructura general de la empresa. Este autor plantea el principio de la cooperación entre directivos y operarios, donde la remuneración sea por eficiencia o por unidad de producto y el trabajador produzca más y evite la simulación del trabajo, a tal efecto propone distintos mecanismos para lograr la cooperación, entre éstos destacan: renumeración por unidad de trabajo, una estructura de jefes para coordinar la labor de la empresa y puedan colaborar e instruir a sus subordinados y división del trabajo entre directivos y operarios.

En la “organización científica" del trabajo está la sustancia de la hegemonía del trabajo asalariado en la URSS, porque el marxismo no ha desarrollado una forma específica del organización del trabajo, compatible con el principio de “productores libres y asociados”, caracterizado por la democracia desde la base obrera, por la democratización de las relaciones sociales de producción y por la apropiación social del proceso productivo y de sus resultados,  lo cual es opuesto  a las relaciones sociales adversariales, jerárquicas, que por su propia naturaleza son  relaciones sociales subordinadas, esto es asalariadas.


Visiones de Lenin sobre Taylor

La visión de Taylor fue asumida en la URSS como la manera de aumentar la productividad, ante el cual Lenin tuvo una postura contradictoria. Primeramente, tuvo una postura de crítica, luego adopta el sistema Taylor.


Lenin, crítico de Taylor

Lenin considera que Taylor propone un sistema de procedimientos moderno de explotación del obrero, y publica un artículo que denomina Sistema “Científico” de estrujar el sudor[5] , donde  afirma:  

El mayor desarrollo de la técnica, la mayor rapidez en el progreso, todo eso hace que la vieja Europa vaya a la zaga de los yanquis. Pero lo que la burguesía europea toma de Norteamérica no son las instituciones democráticas, no son la libertad política ni el régimen republicano, sino los modernos procedimientos de explotación del obrero[6]

En el mismo artículo Lenin destaca la difusión del sistema de Taylor en Europa y la propia Rusia  como un sistema “científico”.

De lo que más se habla actualmente en Europa, y en parte de Rusia, es del “sistema” del ingeniero Federico Taylor. Hace poco, en Petersburgo, en la sala de actos del Instituto de Ingenieros de Vías de Comunicación, el señor Semiónov pronunció un informe acerca de dicho sistema. Taylor mismo lo ha descrito llamándolo sistema “científico”, y su libro se traduce y se propaga celosamente en Europa [7].

Lenin describe el objetivo y  lo sustantivo del  “sistema científico”  de Taylor: estrujarle al obrero tres veces más trabajo en una jornada laboral, mediante el control del tiempo y del movimiento.

¿En qué consiste ese “sistema científico”? En estrujarle al obrero tres veces más trabajo en el transcurso de la misma jornada laboral. Se hace trabajar al obrero más fuerte y hábil; se registra valiéndose de un reloj especial –en segundos y décimas de segundo- el tiempo que se invierte en cada operación, en cada movimiento; se elaboran los procedimientos de trabajo más económicos y productivos; se reproduce el trabajo del mejor obrero en una cinta cinematográfica, etc.[8].

Lenin, incluso denuncia en su carta el malgasto acelerado  de la energía  nerviosa y muscular del obrero producido por el “sistema científico”, pero que existe un excedente de obreros para sustituirlo.

El resultado es que en las mismas 9 ó 10 horas de la jornada laboral se le estruja al obrero tres veces más trabajo, se dilapidan despiadadamente todas sus energías, se absorbe con triplicada rapidez cada gota de energía nerviosa y muscular del esclavo asalariado. ¿Qué se morirá antes? ¡Hay muchos esperando a las puertas de la fábrica!

Culmina Lenin esta carta con una toma de posición de las consecuencias del progreso técnico  y científico en el capitalismo. (Leer sobre el carácter neutral de la ciencia y la técnica). “El progreso de la técnica y de la ciencia es en la sociedad capitalista el progreso en el arte de estrujar sudor”.[9]

Las críticas al “sistema científico” de Taylor  son el resultado del estudio que hace del mismo, lo que le hace afirmar que “el taylorismo es la esclavización del hombre por la máquina[10].

Lenin reflexiona sobre la naturaleza del capital que siempre está en movimiento, que no puede detenerse un solo instante dada la situación de crisis y por competencia que le es inherente, ante lo cual por necesidad nuevos medios para abaratar la producción, que se convierten en instrumentos de opresión. En tal sentido, sostiene:

El capitalismo no puede permanecer parado ni un solo instante. Debe avanzar y avanzar. La competencia, que se agudiza sobre todo en época de crisis, como la que estamos sufriendo, le obliga a inventar nuevos y nuevos medios de abaratar la producción. Pero la dominación del capital convierte todos esos medios en instrumentos de opresión, cada vez mayor, del obrero.[11]

El taylorismo, remata Lenin, es uno de los medios que se convierte en instrumento de opresión, pero que aproxima el tiempo en que el proletariado tomará en sus manos toda la producción social, que resulta de la aplicación de los principios tayloristas, en función  del bienestar de los obreros.

El taylorismo, sin que lo quieran sus autores y contra la voluntad de éstos, aproxima el tiempo en que el proletariado tomará en sus manos toda la producción social y designará sus propias comisiones, comisiones obreras, para distribuir y ordenar acertadamente todo el trabajo social. La gran producción, las máquinas, los ferrocarriles, los teléfonos, todo eso ofrece innumerables posibilidades de reducir cuatro veces el tiempo de trabajo de los obreros organizados, asegurándoles un bienestar cuatro veces mayor que el de hoy.  Las comisiones obreras, con el concurso de los sindicatos obreros, sabrán aplicar estos principios de distribución sensata del trabajo social cuando éste se vea libre de la esclavización por el capital[12].

Prosigue Lenin en su crítica profunda al Sistema Taylor:

Al obrero no le pagan cuatro veces más, sino tan sólo vez y media, a lo sumo, y eso sólo los primeros tiempos.  En cuanto los obreros se hacen al nuevo sistema, el pago se baja al nivel anterior. El capitalista recibe enormes ganancias, y el obrero trabaja cuatro veces más intensamente, agotando nervios y sus músculos cuatro veces más pronto.

A los obreros recién admitidos los llevan al cinematógrafo de la fábrica, que les muestra la producción “ejemplar” del trabajo. Obligan al obrero a “llegar a la altura” de ese ejemplo. A la semana le muestran en el cinematógrafo su propio trabajo y lo comparan con el “ejemplar”.

Todos esos enormes perfeccionamientos se hacen contra el obrero. Con vistas a aplastarlo y oprimirlo más todavía y a limitar la distribución racional, sensata, del trabajo dentro de la fábrica.

El capital organiza y ordena el trabajo dentro de la fábrica para oprimir todavía más al obrero y para aumentar sus ganancias. Y en toda la producción social continúa y aumenta el caos, que lleva a la crisis, cuando las riquezas acumuladas no encuentran compradores y millones de obreros perecen y pasan hambre, sin poder hallar trabajo[13].


Lenin, defensor  de Taylor

Lenin en el transcurso de cinco años modificó su visión sobre la administración científica del trabajo de Taylor. Resaltaba la importancia del sistema de administración de Taylor como  factor para mejorar la productividad en la URSS, que debe adoptar el valioso y científico avance técnico en este campo. En concreto, señalaba que la necesidad de elevar la productividad de los recursos en diferentes sectores, por ejemplo en el de la construcción de viviendas familiares.  La posibilidad del socialismo estaría determinada por la capacidad de combinar la dirección soviética y la organización social de la administración con las últimas medidas progresistas del capitalismo. Hay que  introducir en Rusia el estudio y la enseñanza del nuevo sistema Taylorista y su prueba y adaptación

Lenin consideraba además de necesario urgente aplicar el enfoque de la administración científica del trabajo de Taylor a la URSS. El sistema Taylor es necesario conocerlo, estudiarlo y adaptarlos a los fines de la revolución, ya que consideraba al sistema Taylor:

como todo progreso capitalista, es una combinación de la refinada brutalidad de la explotación burguesa y un número de grandes logros científicos en el campo del análisis de movimientos mecánicos durante el trabajo, la eliminación de movimientos inútiles y torpes, la elaboración de correctos métodos de trabajo, la introducción del mejor sistema de contabilidad y control, etc.

La república soviética debe adoptar a cualquier costo todo lo que es válido en este campo en cuanto a logros de ciencia y tecnología se refiere [...] Debemos organizar en Rusia el estudio y la enseñanza del sistema Taylor, experimentarlo sistemáticamente y adaptarlo a nuestros fines[14].

Entre el 29 de abril y el 3 de mayo de 1918, Lenin trata el asunto de las tareas inmediatas del gobierno soviético. El balance que realiza da cuenta de los peligros que se ciernen sobre la República soviética por parte del capital y el imperialismo:

La situación internacional de la República Soviética  es difícil y crítica en grado sumo, pues el capital y el imperialismo internacionales, movidos por sus intereses más profundos y cardinales, aspira no sólo a volver las armas contra Rusia, sino también a llegar a un acuerdo sobre el reparto del territorio de  ésta y la estrangulación del Poder soviético.[15]

Por ello, Lenin resalta en la urgencia de lo económico y del aumento de la capacidad defensiva.  En tal sentido, reconoce que la vanguardia del proletariado reivindica la tarea de fortalecer la disciplina en el trabajo,  lo cual requiere de la utilización de métodos científicos, en tal sentido, Lenin identifica al autor Frederick W. Taylor aquel que tiene la estrategia para la organización del trabajo de manera científica, ante lo cual afirma:   “…se debe poner a la orden del día la aplicación práctica y el ensayo de la remuneración por unidad de trabajo realizado  el  aprovechamiento de lo mucho que hay de científico y progresista en el sistema Taylor[16]…” Lenin reconoce las debilidades de la clase obrera rusa en relación a otros  países, por lo cual en Rusia se deben aplicar el sistema Taylor, porque plantea la adopción de métodos de trabajo más racionales. Al respecto afirma:

El ruso es un mal trabajador comparado con los de las naciones adelantadas. Y no podía ser de otro modo en el régimen zarista, dada la vitalidad de los  restos del régimen de servidumbre. La tarea que el  Poder soviético debe plantear con toda amplitud al pueblo es la de aprender a trabajar. La última palabra del capitalismo en este terreno -el sistema Taylor- , al igual que todos los progresos del capitalismo, reúne  toda la refinada ferocidad de la explotación burguesa y varias conquistas científicas de sumo valor concernientes al estudio de los movimientos mecánicos durante el trabajo, la supresión de movimientos superfluos y torpes, la adopción de los métodos de trabajo más racionales, la implantación de los sistemas óptimos de contabilidad y control, etc.[17]

De acuerdo con Lenin,  la posibilidad de realizar el socialismo en la República soviética requiere del estudio y la enseñanza del sistema Taylor para elevar para productividad del trabajo.

La República soviética debe adquirir a toda costa las conquistas más valiosas de la ciencia y de la técnica en este dominio. La posibilidad de realizar el  socialismo quedará precisamente determinada por el grado en que logremos combinar el Poder soviético y la forma soviética de administración con los últimos progresos del capitalismo. Hay que organizar en Rusia el estudio y la enseñanza del sistema Taylor, su experimentación y adaptación sistemáticas. Al mismo tiempo, y con el propósito de elevar la productividad del trabajo, hay que tener presentes las peculiaridades del periodo de transición del capitalismo al socialismo que reclaman, por un lado, el establecimiento de las bases de la organización socialista de la emulación y, por otro, la aplicación de medidas coercitivas para que la consigna de la dictadura del proletariado no quede empañada por una blandenguería del poder proletario en la práctica[18].


Relaciones sociales y organización del trabajo bajo el mando del capital

La relación social de producción específica del capitalismo es de naturaleza antagónica entre los trabajadores asalariados, que son dueños de su fuerza de trabajo y trabajan,  y los capitalistas dueños de los medios de producción que no trabajan. Las mismas se concretan un proceso de trabajo donde el asalariado utilizando medios de trabajo modifica el objeto de trabajo  que se materializa en productos, en valores de uso.[19]

La manufactura propiamente dicha no sólo somete a los obreros, antes autónomos, al mando y a la disciplina del capital, sino que además crea una gradación jerárquica entre los obreros mismos[20]

El proceso anterior ocurre dentro del marco de una organización del trabajo jerárquica, con una división horizontal y vertical  del trabajo bajo el dominio del capital. La división horizontal está referida a las distintas funciones propias del trabajo viviente mercantilizado y la vertical al mando jerárquico del capital que asegura la asegurar la expansión continua del plus valor sobre la base de la máxima explotación practicable de la totalidad del trabajo.

La superación de la confrontación entre el capital y trabajo, por su propia naturaleza, implica  procesos simultáneos, uno de carácter político y otro económico, el primero se refiere a las relaciones de propiedad, el segundo a las  relaciones de gobierno (dirección y control) del proceso productivo, los cuales están estrechamente unidos, de tal forma que se condicionan mutuamente, porque quien es propietario de los medios de producción tiene el gobierno de los mismos;  y otro de apropiación social de los resultados  del mismo por parte de los productores (clase trabajadora). Lenin y pareciera que incluso  la  Oposición  Obrera, sólo disputaban lo relativo a las relaciones de gobierno y no la apropiación individual de los resultados del proceso productivo.


Marx y Lenin  y el trabajo asociado

“Una sociedad solamente estará dotada de sentido y efectivamente mancipada cuando sus funciones vitales, controladoras de su sistema  de metabolismo social, sean efectivamente ejercidas de modo autónomo por los productores asociados, y no por un cuerpo exterior y controlador de estas funciones vitales”[21]

Tomando en cuenta numerosas referencias a su obra, que Carlos Marx había concebido al socialismo como una sociedad organizada, cada vez más, en cooperativas de trabajadores, tal como lo planteó, en forma incuestionablemente precisa, en La guerra civil en Francia (“Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores”), cuando dijo:

si la producción cooperativa ha de ser algo más que una impostura y un engaño; si ha de sustituir al sistema capitalista; si las sociedades cooperativas unidas han de regular la producción nacional con arreglo a un plan común, tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista, ¿qué será eso entonces, caballeros, más que el comunismo, comunismo “realizable?[22].

Desde comienzos del siglo XVIII  la cooperación fue ante todo una reacción espontánea de la clase obrera contra los abusos del capitalismo,  como es  hoy  la economía social y solidaria, las fábricas tomadas o recuperadas, que al menos en aquel entonces fue identificada con el socialismo.

En la Comuna de París se ordenó un registro estadístico de las fábricas cerradas por los patronos y la elaboración de planes para ponerlas en funcionamiento con los obreros que antes trabajaban en ellas, organizándolos en sociedades cooperativas, y que se planease también la agrupación de todas estas cooperativas en una gran unión.

El concepto de socialismo está ligado desde sus orígenes a la cooperación.  La misma palabra socialismo en el sentido de doctrina económica se utilizó por primera vez en Inglaterra en 1821-1822, en la correspondencia de Robert Owen y sus amigos. Hay algo más que una simple ligazón histórica entre cooperación y socialismo.

Ernest Poisson expresaba una gran verdad cuando escribía, siguiendo a Henri Sellier: “La cooperación es socialista por naturaleza”.

El sociólogo  Saint Simón, considera que las rentas sin trabajo, equivale a la explotación del hombre por el hombre. Propuso el principio de reparto: “A cada uno según su capacidad, a cada capacidad según sus obras”[23], que posteriormente Marx y Engels modifican en  “A cada uno según su capacidad, a cada capacidad según su trabajo”.

Ferdinand La Salle, 1825-1864 contemporáneo, con Marx y  discípulo de Louis Blanck, por su parte,  para el cual las cooperativas obreras socialistas, son la solución al problema social; y como los obreros jamás podrían reunir por sí solos capitales necesarios, los solicita al Estado.


Propiedad  y trabajo libre asociado

Marx establece una distinción entre propiedad privada y propiedad individual, el régimen del capital es la primera negación de la propiedad privada individual, que en el proceso dialéctico, genera una propiedad individual basada en la cooperación y en la posesión colectiva de los medios de producción.

Afirmó de forma nítida que:

El sistema de apropiación capitalista que brota del régimen capitalista de producción, y por tanto la propiedad privada capitalista es la primera negación de la propiedad privada individual, basada en el propio trabajo. Pero la producción capitalista engendra, con la fuerza inexorable de un proceso natural, su primera negación. … Esta no restaura la propiedad privada, ya destruida, sino una propiedad individual que recoge los progresos de la era capitalista: una propiedad individual basada en la cooperación y en la posesión colectiva de la tierra y de los medios de producción producidos por el propio trabajo[24]

Para Lenin, en concordancia con Marx,  cuando se socializa una determinada unidad, los trabajadores dejan de ser asalariados para convertirse en propietarios individuales, pero no propietarios  privados de los medios de producción. En tal sentido, Marx afirma que  “... La Comuna aspiraba a la expropiación de los expropiadores. Quería convertir la propiedad individual en una realidad, transformando los medios de producción, la tierra, que hoy son fundamentalmente medios de esclavización y de explotación del trabajo, en simples instrumentos de trabajo libre asociado”[25].


Nacionalización y socialización

Lenin aborda la problemática  de la diferencia existente entre expropiación o nacionalización y socialización. La socialización consiste en tener por parte de los trabajadores una capacidad de dirección propia de las empresas (autonomía), de los procesos de producción, distribución, que se llevan a cabo en las empresas, lo cual es un proceso relativamente más complejo que la nacionalización, a la cual  Lenin la considera como algo simple.

Se puede ser decidido o indeciso en el problema de la nacionalización, de la confiscación. Pero la clave está en que la mayor decisión del mundo es insuficiente para pasar de la nacionalización y la confiscación a la socialización … La clave del momento actual consistía ayer en nacionalizar, confiscar con la mayor decisión, en golpear y rematar a la burguesía, en acabar con el sabotaje. Hoy sólo los ciegos podrán no ver que hemos nacionalizado, confiscado, golpeado y acabado más de lo que hemos sabido contar. Y la socialización se distingue precisamente de la simple confiscación en que se puede confiscar con la sola “decisión”, sin saber contar y distribuir acertadamente, pero es imposible socializar sin saber hacer eso[26].



Cooperativas expresión del trabajo asociado


Las fábricas cooperativas de los obreros mismos son, dentro de la forma tradicional, la primera brecha abierta en ella, a pesar de que, dondequiera que existen, su organización efectiva presenta, naturalmente, y no puede por menos de presentar, todos los defectos del sistema existente. Pero dentro de estas fábricas aparece abolido el antagonismo entre el capital y el trabajo, aunque, por el momento, solamente bajo una forma en que los obreros asociados son sus propios capitalistas, es decir, emplean los medios de producción para valorizar su propio trabajo[28].


Consolidación del cooperativismo

El movimiento cooperativo es para Marx una fuerza transformadora, que muestra en la práctica, con evidencias que el sistema de subordinación del trabajo al capital puede ser superado, cuando sostiene que:

Reconocemos el movimiento cooperativo como una de las fuerzas transformadoras de la sociedad presente, fundada en el antagonismo de las clases. Su gran mérito es el de mostrar en la práctica que el sistema actual de subordinación del trabajo al capital, despótico y empobrecedor, puede ser suplantado por el sistema republicano de la asociación de productores libres e iguales[29].

Sin embargo,  señala que con el dominio del capital el despliegue del sistema cooperativo está limitado, porque

para convertir la producción social en un sistema de trabajo cooperativo amplio y armonioso, son indispensables los cambios generales. Estos cambios no se obtendrán nunca sin el empleo de las fuerzas organizadas de la sociedad. O sea, el poder de Estado, arrancado de las manos de los capitalistas y de los grandes propietarios, debe ser manejado por los productores mismos [30].

Ciertamente Marx fue un defensor del cooperativismo, con gran sentido de realismo para superar las experiencias cooperativistas que el mismo había criticado.

En su discurso inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores, en 1864 señalaba:

Pero quedaba en reserva una victoria aún mayor de la economía política del trabajo sobre la economía política de la propiedad. Nos referimos al movimiento cooperativista, especialmente en las factorías en régimen de cooperativas, establecidas sin ayuda alguna, por los esfuerzos de unos cuantos valientes. Nunca se exagerará bastante el valor de estos grandes experimentos sociales. Con hechos, no con palabras ellos han demostrado que la producción a gran escala y de acuerdo con los requerimientos de la ciencia moderna es posible sin la existencia de una clase de patronos que contrate a una clase de trabajadores; que para dar fruto no es necesario que los medios de producción estén monopolizados como medios de dominación y extorsión del hombre trabajador; y que, al igual que el trabajo de los esclavos y de los siervos, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria e inferior, destinada a desaparecer frente al trabajo asociado realizado con mano decidida, mente despierta y corazón alegre.

Pero con gran responsabilidad advertía que

Al mismo tiempo, la experiencia del período (...) ha demostrado sin lugar a dudas que el trabajo cooperativo, por excelente que sea en teoría y por muy útil que sea en la práctica, si no va más allá del estrecho círculo de los esfuerzos ocasionales de unos trabajadores a título individual, jamás será capaz de detener el crecimiento en progresión geométrica del monopolio, de liberar a las masas ni de aliviar siquiera mínimamente la carga de sus miserias. Para salvar a las masas obreras, el trabajo cooperativo tendría que desarrollarse a escala nacional y, consiguientemente, debería ser fomentado con medios de la misma naturaleza. Sin embargo, los señores de la tierra y los señores del capital usarán siempre sus privilegios políticos para la defensa y perpetuación de sus monopolios económicos. Por eso, lejos de promoverla, seguirán poniendo todos los obstáculos posibles en el camino de la emancipación del trabajo.”[31]

Al mismo tiempo que alababa ese "trabajo asociado realizado con mano decidida, mente despierta y corazón alegre", indicaba los grandes impedimentos que limitaban el despliegue del cooperativismo en las condiciones de dominio del capital. Por lo cual, la revolución política, la conquista del poder político de los trabajadores es una condición fundamental para la emancipación del trabajo: “Sin embargo, esta emancipación tuvo su correlato teórico en una fórmula que la teoría marxista posterior dejó en la opacidad ante las enormes dificultades históricas que se alzaban para su realización práctica: la asociación de trabajadores libres[32] .

El modelo estatista hipertrofiado que conocemos de la experiencia del socialismo real y la consecuente descalificación de los intentos autogestionarios, que intentaban ser alternativas anticapitalistas derivó en menosprecio de las posibilidades políticas del movimiento cooperativo durante varias décadas.


Lenin, tesis sobre  las cooperativas

Lenin, por su parte, en lo fundamental concibe dos tesis sobre el cooperativismo. La primera, donde las cooperativas se inscriben como parte de la lucha de clases y no como meras empresas mercantiles. La otra tesis es la cooperativa como instrumento pequeñoburgués, concebido como un “cooperativismo neutro”, donde no están vinculadas a  la estrategia de lucha de clases, y  coloca el énfasis en las cooperativas de consumo, y no luchar contra la propiedad de los medios de producción por parte de los capitalistas.

Una, la línea de lucha de clase del proletariado, el reconocimiento del valor que tienen las cooperativas como un instrumentos de esta lucha, como uno de sus medios auxiliares, y la definición de las condiciones en las cuales las cooperativas desempeñarían realmente ese papel, en lugar de ser simples empresas comerciales. La otra línea es la pequeño-burguesa, que oscurece el problema del papel de las cooperativas en la lucha de clase del proletariado, les otorga un significado que va más allá de esta lucha (es decir, confunde las opiniones proletarias y las de los patronos sobre las cooperativas) y define sus objetivos con frases generales que también pueden ser aceptables para el reformador burgués, ese ideólogo de los grandes y pequeños patronos progresistas[33].

Lenin destaca el carácter clasista de las cooperativas

Todos saben que cada ciudad y cada vertsa de ferrocarril arrastran a la economía campesina al ciclo comercial y capitalista. Los "populistas de izquierda" son los únicos que se niegan a ver la verdad que deshace su teoría pequeño-burguesa. Esta verdad consiste en que cada versta de ferrocarril, cada nueva tienda que se abre en la aldea, cada cooperativa que facilita las compras, cada fábrica, etc., arrastra a la economía campesina al ciclo comercial, y ello significa que el campesinado se está dividiendo en proletarios y pequeños patronos que contratan mano de obra asalariada. El cooperativismo es inseparable de la lucha de clases, y por su ambigüedad genética puede ser empleado a favor o en contra de la emancipación humana, dependiendo de qué clase social lo impulsa en un sentido o en otro[34].

Al morir Lenin, en la década del 20 del siglo pasado,  se inició la muerte sobre las opciones sobre las diversas propuestas de socialismo, lo cual está unido a la guerra del fascismo contra la URSS y la puesta en práctica por Stalin de un modo particular de construcción social, que postergó la alternativa socialista autogestionaria, lo cual se profundiza por el fracaso de la autogestión yugoslava. De tal manera, que quedó  truncado el desarrollo práctico y teórico de la “asociación de trabajadores libres”.


Hacia el porvenir

El porvenir socialista pudiera estar caracterizado  por la progresiva  apropiación del proceso productivo por parte de los individuos, los cuales se apropian de los resultados del proceso productivo, que realizan de forma libre y asociada, donde prevalece la  democracia en las relaciones sociales de producción y en la  vida comunal, la dirección colectiva, trabajadores asociados (abolición del trabajo asalariado), la remuneración por aportes de trabajo pasado y trabajo vivo realizado,  la propiedad socialista sustituye la propiedad pública y privada de los medios de producción, avanzando hacia  la extinción del Estado capitalista,  donde progresivamente la clase trabajadora  va asumiendo de hecho la dirección y la autogestión de la sociedad y de la vida comunal y la  responsabilidad colectiva de los espacios comunes.


Referencias Bibliográficas 
1.Jorge Sgrazzutti- Antonio Oliva. Aportes para la comprensión del taylorismo soviético de Octubre a la NEP (1917-1929) Jorge Sgrazzutti- Antonio Oliva. Anuario digital. www.anuariodehistoria.unr.edu.ar/ojs/index.php/Anuario/article/view/235
2.Lenin. Obras escogidas. Tareas inmediatas del gobierno soviético. Ediciones Progreso, Moscú, 1973
3.Carlos Marx. El Capital. México : FCE, 2014
4.Azcurra, Teoría macroeconómica. Ediciones Cooperativas. 1a ed. Buenos Aires, 2006
5.Ricardo Antunes en Sentidos del Trabajo. 1 a ed. - Buenos Aires: Herramienta: Taller de Estudios Laborales, 2005.
6.La Guerra civil en Francia. Editorial Progreso, Moscú, 1977
7.La Doctrina cooperativa. Ediciones Inteercoop. Buenos Aires, 1971
8.Lenin. Acerca del infantilismo “izquierdista” y el espíritu pequeño burgués. Editorial Progreso ,1976
9.Humberto Miranda Lorenzo Marxismo y Socialismo Autogestionario. https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/congreso06/conf3_miranda.pdf
10. Iñaki Gil de San Vicente. Cooperativismo obrero, consejismo y autogestión socialista
https://marxismocritico.com/2012/04/10/tesis-sobre-el-cooperativismo-socialista



[1] Aportes para la comprensión del taylorismo soviético de Octubre a la NEP (1917-1929) Jorge Sgrazzutti- Antonio Oliva Anuario Nº 29 / ISSN 1853-8835 / pp. 9-47 /2017 http://anuariodehistoria.unr.edu.ar/ojs/index.php/Anuario/indexAportes para la comprensión del taylorismo soviético de Octubre a la NEP (1917-1929)
[2] Tareas inmediatas del gobierno soviético Obras escogidas. Tomo VIII 1918, Pág. 60
[3] Tareas inmediatas del gobierno soviético Obras escogidas. Tomo VIII 1918, Pág. 60
[4] Carlos Marx; El Capital, 1867.11 Libro I, capítulo: “La ley general de la acumulación capitalista.”
[5] “Pravda”, núm. 60, 13 de marzo de 1913
[6] “Pravda”, núm. 60, 13 de marzo de 1913
[7] IBID
[8] IBID
[9] Publicado en “Put Pravdi”, núm. 35, el 13 de marzo de 1914
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[13] IBID
[14] (Lenin, Vladimir Ilich (1965), “Las tareas inmediatas del gobierno soviético”, en Obras completas, vol. 27, Moscú.
[15] Tareas inmediatas del gobierno soviético Obras escogidas. Tomo VIII 1918, Pág. 60.
[16] Tareas inmediatas del gobierno soviético Obras escogidas. Tomo VIII 1918. Pág. 48
[17] IBID
[18] Tareas inmediatas del gobierno soviético Obras escogidas. Tomo VIII 1918, Pág. 46
[19] Azcurra, Teoría macroeconómica, Pág. 24.
[20] El Capital Tomo I Pág. 306. FCE
[21] Mészáros, Más allá del Capital, citado por Ricardo Antunes en Sentidos del Trabajo.
[22] La Guerra civil en Francia, Pág. 69. Primera Edición: Esta obra tuvo gran propagación entre 1871 y 1872, siendo traducida a varios idiomas en Europa y los EE.UU. Fuente: Izquierda Revolucionaria, Sevilla - España.
[23] La Doctrina cooperativa. Ediciones Inteercoop. Buenos Aires, Pág. 45.
[24] Tomo I de El Capital, Capítulo XXIV
[25] Carlos Marx, La guerra civil en Francia; Obras Escogidas de Marx y Engels
[26] Acerca del infantilismo “izquierdista” y el espíritu pequeño burgués
[27] El capital-Carlos Marx, Pág. 418. Décima reimpresión. 1975.FCE
[28] Marx, Tomo III de El Capital (Capítulo XXVII “El Papel del Crédito en la Producción
[29] “Resolución sobre el trabajo cooperativo”, adoptada en el primer Congreso de la AIT. Marx y Engels.
[30] IBID
[31] Marx, Carlos, Engels, Federico: "Obras Escogidas". En Tres Tomos. Editorial Progreso. Moscú. 1975. T. III. Pág. 79.80
[32] Humberto Miranda Lorenzo Marxismo y Socialismo Autogestionario, Septiembre de 2007
[33] Lenin citado por: Cooperativismo obrero, consejismo y autogestión socialista
Iñaki Gil de San Vicente.
[34] Lenin citado por: Cooperativismo obrero, consejismo y autogestión socialista
Iñaki Gil de San Vicente.

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